domingo, 3 de mayo de 2009

Die Welle (La Ola)



En la misma corriente de otras películas recientes producidas en Alemania, La Ola resulta un modo estimulante de exorcizar los fantasmas del pasado que todavía perturban la conciencia colectiva de ese país. Con el peso de la segunda Gran Guerra a cuestas y los demonios del nazismo reapareciendo cada tanto, el director Dennis Gansel construye la historia del profesor Rainer Wenger y su clase sobre la autocracia. Lo que empieza con un debate sobre conceptos políticos se convierte después en un experimento para explicar la lógica que hay detrás de los totalitarismos y las dictaduras. La ola es el nombre elegido para el movimiento que adoptan los jóvenes, en busca además de una identidad comunitaria crean el logo, el uniforme y deciden los principios y el tipo de liderazgo que desean tener. Muy pronto los alumnos se ven envueltos en un fanatismo impensado, el salón va a reproducir los fenómenos de masas ya conocidos y los conflictos se desplazan a todos los ámbitos. El film logra exitosamente llevar una reflexión de lo público a los espacios privados, mostrando la fragilidad del estado de cosas, lo que puede haber de trágico en todo un sistema guiado por los impulsos gregarios. La sensación más incomoda que me deja es la de hacia dónde señalamos las culpabilidades cuando la voluntad individual se somete a los designios de los demás y que tan fácil se pueden volver a cometer los mismos errores. En todo caso La Ola muestra la locura inevitable que se desprende de muchas manifestaciones políticas pero no niega la posibilidad de librarse de ello y esa es la última de las libertades posibles.

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